3 razones para fomentar sistemas alimentarios sostenibles
Recientemente, la pandemia de coronavirus ha probado la capacidad que tienen nuestros sistemas alimentarios, mayoritariamente industrializados, para proporcionarnos los alimentos necesarios durante una emergencia.
Se han enfrentado a diversos obstáculos como la parálisis de las actividades económicas, alteraciones en las cadenas de transporte, problemas con la importación y la exportación, suministro controlado de mano de obra, etc.
Pero de toda esta experiencia, ¿qué conclusiones se pueden extraer?
1. Inseguridad alimentaria
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, declaró de forma contundente que los sistemas alimentarios actuales «están fallando».
Producimos la cantidad de alimento suficiente para alimentar a los 7.800 millones de habitantes del planeta, pero más de 820 millones, o sea 1 de cada 9, pasan hambre.
Tristemente, 144 millones de niños menores de 5 años tienen retrasos en su crecimiento, algo más de 1 de cada 5 niños de todo el mundo.
Como resultado de la emergencia sanitaria, la inseguridad alimentaria está aumentando y unos 49 millones de habitantes más caerán en la pobreza extrema.
En el informe sobre el impacto de la Covid-19 en los sistemas alimentarios presentado el pasado 9 de junio por el secretario general de la ONU, destacan tres ideas de trabajo para suavizar este impacto negativo:
- Actuar con rapidez para salvar vidas y medios de subsistencia.
- Reforzar el acceso a alimentos nutritivos.
- Pensar en sistemas alimentarios que atiendan mejor las necesidades de productores, trabajadores y consumidores.
2. Cambio climático
Actualmente nos encontramos bajo la amenaza de una crisis alimentaria a nivel mundial, también en los países donde los alimentos abundan: los grandes incendios que ya son habituales, las inundaciones, las sequías… son manifestaciones del cambio climático que nosotros mismos hemos provocado.
Nuestros sistemas alimentarios industriales han contribuido a la pérdida de hasta el 80% de la biodiversidad, el 80% de nuestros bosques y el 70% de toda el agua dulce por el uso excesivo de fertilizantes químicos y pesticidas, el monocultivo intensivo… etc.
Las largas cadenas de suministro que llevan los alimentos de los productores a los consumidores ocasionan más de un 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero y provocan desperdicios de hasta un 35% de todos los alimentos producidos.
Las operaciones agrícolas actuales gastan un 20% de energía de combustibles fósiles y el 40% es energía indirecta utilizada en el desarrollo de pesticidas y fertilizantes químicos. Además, el cambio climático conduce a una mayor susceptibilidad a enfermedades.
Por lo tanto, esta situación debe cambiar y es en lo que la ONU va a insistir en la próxima Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de 2021.
3. Ciudadanos angustiados
Detrás de estos sistemas alimentarios frágiles e insostenible hay vidas humanas cuya subsistencia está en juego y los ciudadanos estamos cada vez más preocupados y comprometidos.
Según Google Trends, en 2020 las búsquedas sobre agricultura urbana y comunitaria han aumentado durante la pandemia en EEUU, donde la inseguridad alimentaria ha crecido, llegando por ejemplo a más de 2 millones de personas en Nueva York.
En otros países han visto en la agricultura local y los mercados directos al consumidor una posibilidad de abastecimiento ante las interrupciones inesperadas en el suministro “habitual” de alimentos.
Los doctores Ali Loker y Charles Francis, del departamento de Agronomía y Horticultura de la Universidad de Nebraska, piden utilizar las lecciones que nos ha enseñado la pandemia:
Pensar seriamente en la soberanía alimentaria y la agroecología para desarrollar una mayor capacidad de recuperación en los sistemas alimentarios locales y cooperar a nivel mundial por la justicia alimentaria.
Sistemas alimentarios sostenibles
- Elaborar un futuro más sostenible, inclusivo y resiliente para que todas las personas puedan prosperar y el hambre ya no sea un problema.
- Transformar los sistemas alimentarios para reequilibrar la relación con la naturaleza y el clima.
- Emplear procesos de producción naturales para minimizar el desperdicio y no perjudicar al medio ambiente.
Cuanto más cerca estén los productores de los hogares más asequibles, saludables y frescos serán los alimentos.
Un sistema alimentario local o regional sostenible puede conseguir estabilidad para las familias agrícolas de la región, seguridad y acceso a los alimentos, autosuficiencia y el éxito económico dentro del área que abarcan.
¿Cómo puedes apoyar y ayudar a conseguir y mantener sistemas alimentarios sostenibles?
- Compra alimentos frescos en los mercados locales de agricultores.
- Respalda huertos domésticos, comunitarios y escolares que además pueden ser una ayuda para la población con bajos ingresos.
- Anima a las granjas/huertos locales y comunitarios, comprando acciones y recibiendo sus beneficios en fruta, verdura, flores, huevos, queso, etc.
- Preocúpate por el origen y la producción de los alimentos, busca un huerto local e interactúa controlando qué tipo de prácticas agrícolas utilizan. Escoge y recoge tus propias frutas y verduras, etc.
En Mozambique los sistemas alimentarios sostenibles locales son necesarios porque allí no tienen una dieta diversificada y saludable. Allí los huertos son los principales medios de subsistencia y los productos son de consumo familiar.
A pesar de su gran potencial, las familias campesinas tienen dificultades para sacar adelante sus cosechas por las condiciones climáticas, falta de agua y energía, semillas de mala calidad…
Necesitamos un trabajo conjunto para que la producción no se quede solo en manos de quienes pueden pagarla.