Igualdad, pobreza y cambio climático: ¿Conoces la Declaración de Beijing?
En los últimos años hemos visto avances agigantados en materia de igualdad de género. Un gran paso que permitió este avance sucedió en 1995 en la capital de China, Pekín/Beijing donde se llevó a cabo la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer.
Más de 40 mil personas de 189 estados participaron en distintas conferencias, que desencadenaron en La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, con el único y principal propósito de impulsar los derechos humanos de las mujeres.
Este tratado de Beijing abarca varios ejes que afectan al desarrollo equitativo de la mujer en diferentes ámbitos desde su infancia. Se estudia la importancia de la educación y capacitación de la mujer, la salud, la economía, la mujer en el ejercicio del poder y toma de decisiones, la violencia contra las mujeres, los conflictos armados, etc.
También se plantea qué mecanismos institucionales se han creado y son necesarios para el avance en los derechos de la mujer, la función de la mujer en el desarrollo sostenible para conservar el medio ambiente y ¿por qué son mujeres la mayoría de las personas que viven en la pobreza?
La mujer y la pobreza
A lo largo de la época contemporánea, la mujer y la pobreza han sido particularmente un problema debido a la inequitativa distribución del poder económico.
La Declaración de Beijing estipula que la forma de combatir la pobreza que afecta a las mujeres sería otorgarles mayor acceso a recursos y oportunidades, así como efectuar un cambio paradigmático de esquemas económicos.
Se hace especial énfasis en las mujeres de zonas rurales donde les falta apoyo, oportunidades y autonomía: no pueden ser propietarias de las tierras ni heredar, no logran recursos económicos, como créditos, ni tienen acceso a la educación.
Inherente al trabajo y economía de las mujeres, se encuentra el cuidado del medio ambiente y las prácticas sostenibles. Aquí las mujeres también cumplen un papel importante, pues ellas son mayormente encomendadas a la distribución de recursos en su hogar y al desarrollo de su comunidad.
Si las comunidades no habitan en condiciones ambientales de calidad y de ello derivan en desastres naturales, las comunidades se ven obligadas a desplazarse, afectando particularmente a niñas y mujeres. Por ello, se hace necesario ayudar a las mujeres agricultoras de las zonas rurales en su lucha contra el cambio climático: la agroecología, agricultura regenerativa, las energías limpias, etc. pueden alimentar sus hogares de forma saludable.
Soberanía sostenible
Como bien lo recalcan los distintos apartados de la Plataforma de Beijing, empoderar a las mujeres de las comunidades rurales sin recursos es uno de los puntos principales para avanzar en los derechos de la mujer y la igualdad de género.
Las familias de zonas rurales inmersas en la pobreza pueden obtener una alimentación nutritiva y saludable a través de sistemas alimentarios sostenibles y locales. Las prácticas de agricultura sostenible y respetuosas con el medio ambiente pueden traer la soberanía alimentaria a estos hogares, si cuentan con recursos y herramientas adecuadas.
En las Asociaciones Agrícolas del distrito de Chibabava, Mozambique son mujeres el 90% y tienen acceso a créditos y otros recursos que desde Azada Verde les podemos proporcionar: como las Bici-Bombas y el sistema solar para el riego, semillas de calidad, formación y soporte técnico.
Tienen autonomía económica y pueden organizarse, trabajar, sacar la alimentación familiar, vender parte de la cosecha para invertir en la educación de sus hijos, etc.
El apoyo y la educación en igualdad de derechos es básico desde la infancia. Las niñas, que son las mujeres de mañana, tienen que crecer en condiciones favorables para su autoestima. Con los proyectos de Alimentación Internados y Escolas de Paz intentamos estar al lado de niñas y niños sin recursos para que encuentren apoyo social, confíen y se integren en su comunidad, aprendan a trabajar con respeto en equipos mixtos y sobre todo tengan acceso a la alimentación y educación en igualdad de género.
Si las comunidades no habitan en condiciones ambientales de calidad y de ello derivan en desastres naturales, las comunidades se ven obligadas a desplazarse, afectando particularmente a niñas y mujeres. Por ello, se hace necesario ayudar a las mujeres agricultoras de las zonas rurales en su lucha contra el cambio climático: la agroecología, agricultura regenerativa, las energías limpias, etc. pueden alimentar sus hogares de forma saludable.
Igualdad aislada
Derivado de la pandemia muchas mujeres tuvieron que acarrear con una doble carga: trabajar y cuidar a los niños.
En el sector sanitario y cuidado de enfermos, principalmente son las mujeres quienes dan la cara frente al covid.
Además, particularmente se encuentra afectado el trabajo de las mujeres migrantes ya que muchas de ellas tienen menos posibilidades de acceder a la seguridad social del país donde residen, y regresar a su origen tampoco es una opción viable debido al cierre de fronteras en todo el mundo.
En general, las pérdidas de empleo y la disminución de horas laborales afectaron significativamente a más mujeres que a hombres en todo el mundo. Particularmente en África Austral hubo una baja del 20%.
El matrimonio infantil sigue aumentando, aproximadamente hay de 1.8 a 2.5 millones de niñas más contraídas en matrimonio a la ya desesperanzadora cifra que se da al año.
La violencia doméstica toma protagonismo en los hogares, donde las víctimas se encuentran encerradas con sus victimarios y los espacios cuya función principal era otorgar asistencia a mujeres y niñas están inhabilitados por la pandemia.
Estas son solo algunas de las desventajas en las que se encuentran cientos de mujeres en el mundo actualmente. No nos queda más que ser empáticos y ayudar a medida de lo posible.
¡Forma parte del cambio, compartiendo y donando!