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Agroecología, ayuda de emergencia post ciclón Idai, bici-bombas y Escolas de Paz en Mangunde y Barada. 7 días con Azada Verde en las comunidades rurales de Sofala, Mozambique.

Cuando me embarqué en esta aventura solidaria lo hice con el claro objetivo de conocer nuevos horizontes y ensanchar mi mente. Vivir nuevas experiencias, descubrir nuevos contextos y realidades. Aprender y desarrollarme como persona.

Se me ofreció la posibilidad de ayudar como voluntario desde mi humilde expertise en comunicación en el Tercer Sector y este viaje a terreno era y ha sido como un regalo que me daba la vida y no podía desaprovechar.

Dicen que Mozambique es el quinto país más pobre del mundo. Hablamos de un país que estuvo sumido en una cruel guerra civil durante 15 años, una auténtica eternidad.

Mozambique: recuperar lo perdido

Ahora, 27 años después, las mozambiqueñas y mozambiqueños aún siguen luchando como si la guerra no hubiera acabado. Ahora la lucha es otra, pero igual de importante y dura: recuperar el tiempo y terreno perdido.

¿El objetivo? Evolucionar y desarrollarse para equipararse, o al menos acercarse, a los modelos de países africanos vecinos que mejor han sabido salir adelante de sus guerras y falta de medios.

En esta experiencia, he vivido las dos Mozambiques, la de las ciudades como Beira o Maputo, algo caóticas y poco limpias (falta mucho trabajo de educación y sensibilización para saber cuidar el entorno y organizarse de forma adecuada), y la rural, que es la me ha conquistado y en la que quiero centrarme.

El equipo Azada Verde con lxs cooperativistas agrícolas de Massane.

Le decía a mis compañerxs de experiencia a las pocas horas de llegar a Mangunde que la misión, ese remanso de paz limpio y ordenado, este lugar tan agradable, es como un día de verano de vacaciones en la montaña.

Esa calma, esa tranquilidad… Mangunde es como ese momento del año en el que tienes mucho menos que hacer, básicamente descansar, relajarte y disfrutar de tu tiempo libre dedicado a la contemplación y al «no hacer nada«.

Solo que con una diferencia: eso es el día a día normal de los habitantes de la misión. Los adultos trabajan, los agricultores labran la tierra, los niños van al cole, los profesores enseñan a sus alumnos… Todos tienen sus tareas, horarios y obligaciones.

Azada Verde: conocimiento y herramientas para el empoderamiento

Desde Azada Verde lo que pretendemos no es darles pura y simple ayuda asistencial, lo que queremos es darles conocimiento y herramientas para empoderarlos y que sean autosuficientes.

En estos días aquí hemos gestionado tres ayudas de más de 750 sacos de ayuda alimentaria en forma de harina de maíz que alimentarán a otras tantas familias vulnerables de las zonas de Mangunde y Barada durante unos 10-12 días, pero porque la emergencia por el ciclón Idai así lo requería, y porque nuestros socios y donantes se volcaron en este sentido.

Pero nuestros proyectos son otra cosa.

El huerto de prácticas de la Escuela Rural de Mangunde.
  • En estos 7 días hemos instalado dos de las ocho, sí, ¡ocho ya! bici-bombas que bombearán agua del río Buzi y proveerán así a sus beneficiarios de agua para regar sus ‘machambas‘ (sus parcelas de cultivo). No les damos agua.
  • En estos 7 días nos hemos reunido con dos de nuestras cooperativas agrícolas y les hemos provisto de semillas para cosechar una gama de hortalizas que variarán su dieta y cuyo excedente podrán luego vender y rentabilizar en el mercado sacando unos ingresos (de los que luego tendrán que devolver el 50%). No les damos tomates o cebollas. Les invitamos al asociacionismo.
  • En estos 7 días hemos compartido con unos 60 niños y niñas huérfanos de nuestro proyecto educativo Escolas de Paz. Les facilitamos una educación que luego les proveerá de un futuro, una vida.
  • En estos 7 días hemos repartido 15 lámparas solares de Light Humanity a familias que por las noches viven en la completa oscuridad. Les hemos dado luz, hemos encendido la vida de 15 familias

Encendiendo vidas en Mangunde

Nunca olvidaré llegar de noche a un hogar formado por una madre y sus dos hijos que estaban haciendo vida normal en la total oscuridad: los hijos cenando en el suelo. Entregarles una lámpara y dejarlos ahí, jugando asombrados con un concepto que les era totalmente nuevo.

Del mato mozambiqueño, así es como llaman a las zonas rurales del interior, lo que más me llevo son sus gentes, y en especial sus niñxs.

Ese ‘comprimento‘ cuando te cruzas con ellos, que hasta se paran por un segundo y hacen un gesto juntando las manos en señal de respeto. Ese ‘¿como esta?, tudo bem, ta bom‘ de rigor, imprescindible y perenne.

L@s niñ@s de Mangunde.

Y esa timidez y bondad de los más pequeños que funciona casi mecánicamente. Primero se quedan petrificados ante la extraña y novedosa presencia de personas de tez inesperadamente clara: «¿de dónde saldrá esta gente tan blanca? Qué raros son…«.

Para luego sacarlos de su estado de trance agitando la mano en forma de un saludo que les despierta de su hipnosis para sonreír y devolvértelo de la misma forma. Inocencia, dulzura… humanidad.

La hora de África

África lleva décadas acostumbrada a la necesidad, a pedir y a recibir. Pero es hora de cambiar ese modelo. Llegó el momento de que el continente se empodere, de invertir en él, porque será África quien salve al planeta cuando a éste se le acerque su hora.

Justo ayer salía un estudio que decía que, al paso que vamos, un millón de especies desaparecerán en las próximas décadas.

Es el momento de dejar de explotar y expoliar África para beneficio propio. El futuro de la Tierra es ella, y debemos actuar tal que así para preservarla, porque si no hay planeta no hay vida.

¿Acaso hay algo más importante?

Comunicado de Fabrizio Graglia, director de ESMABAMA, la ONG con experiencia desde 1992 en la zona devastada por la catástrofe. 
Azada Verde y ESMABAMA lanzan una campaña de emergencia para las zonas rurales,  donde el impacto se estima aún mayor.

“Estoy consternado por este escenario dantesco y el pánico que veo en los rostros de aquellos que ahora temen por su vida y la de sus seres queridos. Por favor, necesitamos ayuda urgente”.

 

Es la carta que ha escrito el director de ESMABAMA, Fabrizio Caraglia, la ONG local con más experiencia en Beira y la provincia de Sofala.

ESMABAMA lleva 25 años trabajando para el desarrollo, sobretodo, de las zonas rurales. Tras una semana sin posibilidad de comunicarse vía telefónica o internet, es uno de los primeros testimonios que retratan el impacto del ciclón Idai en Beira, la cuarta ciudad más grande de Mozambique y alrededores. Se estima que ha quedado destruida en un 90%.

El último reporte de OCHA (ONU) indica que al menos 242 personas han muerto en Mozambique a causa del ciclón y 1.400 han resultado heridas. Pero se prevé que la cifra de víctimas sea aún mucho mayor.

Ahora lo más difícil está siendo sobrevivir en ciudades y pueblos arrasados: 17.000 casas y 2.800 aulas están destrozadas o afectadas y casi 400.000 hectáreas de cultivos dañadas.

Se calcula, según ACAPAS, que Idai podría haber afectado a 600.000 personas en las seis provincias afectadas, con vientos que han alcanzado los 270km/h. La Organización Meteorológica Mundial teme que estemos ante la peor catástrofe meteorológica en la historia del hemisferio sur.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU temen  que estemos ante el peor desastre meteorológico en el hemisferio sur del planeta

Desde aquel día estamos sin electricidad, comunicaciones, combustible, alimentos y agua potable, con las carreteras destruidas y sin poder sacar dinero de bancos o cajeros. No queda ningún poste de electricidad que se sostenga, árboles caídos, tiendas y supermercados cerrados. Los últimos 3 días solo hemos comido naranjas y aguacates, racionalizando todo lo posible el agua potable».

Solo en el hospital de Beira murieron 165 personas, entre ellas 5 recién nacidos. No pueden atender a muchos de los heridos porque no hay electricidad y las familias no pueden enterrar a las víctimas del ciclón porque la tierra sigue bajo el agua.

Guardan los cadáveres en zonas secas. Sin embargo, se prevé que el nivel de las inundaciones siga subiendo en los próximos días a causa de las lluvias, que no cesan, y las presas que deben aliviar agua para evitar el colapso.

Azada Verde y Esmabama aún no han podido llegar a las misiones donde trabajan. Los distritos rurales de Chibabava, Marromeu y Buzi, según fuentes gubernamentales, están totalmente aislados 7 días después del devastador ciclón.

“El coche tuvo que dar media vuelta… las inundaciones se habían comido la carretera y en su lugar solo había un lago de cocodrilos y personas atrapadas en los árboles. Personas que caminaron más de dos días hasta llegar a Beira, nos decían que pueblos enteros, casas y personas habían desaparecido”.

Se cree que la situación en las zonas rurales es aún más crítica. Las primeras informaciones que llegan señalan que el ciclón ha arrancado los tejados de los internados donde duermen cientos de niños.

Duermen bajo los árboles a pesar de las incesantes lluvias. Las crías de ganado y todas las cosechas de maíz que garantizaban la alimentación de los próximos cuatro meses se han perdido.

Azada Verde y Esmabama han abierto una emergencia para atender la situación que atraviesan estas comunidades. Según José Zacarías, responsable de uno de los proyectos de Azada Verde en la zona afectada y director del hospital de Mangunde, calcula que unas 7.000 personas se han visto afectadas solo en la misión en la que él trabaja. Este es la última información que logró enviar:

“El miércoles se nos acabó el combustible, la situación es completamente abismal, no hay forma de trabajar. No hay dinero en los cajeros, la comunicación con la ciudad es muy difícil. Necesitamos combustible para los generadores. Es la única forma de tener electricidad en las máquinas de los hospitales, la conservación de vacunas, el transporte de heridos, víveres y las máquinas para moler el maíz que comemos. Necesitamos ayuda urgente”.

Nuestro equipo está recaudando fondos en http://bit.ly/EmergenciaCiclonIdai para responder a las necesidades más urgentes que nuestros técnicos en Mozambique han evaluado directamente en terreno: materiales para reconstruir las casas, víveres (500 mil kilos, 25 mil kg de arroz), medicinas (5.000 cajas de retrovirales, 76.000 cápsulas antibióticas), 2.000 litros de combustible y ropa.

El co-fundador y director ejecutivo de Azada Verde, Hugo Coll, viajará la próxima semana a Mozambique para dirigir directamente las acciones de ayuda a las zonas afectadas.

La principal preocupación es evitar que las enfermedades y la hambruna ahoguen aún más la situación de estas zonas rurales, una de las más pobres de Mozambique.

El porcentaje de VIH, niños huérfanos y personas mayores desatendidas son muy altos. Una rápida actuación puede evitar que el ciclón desemboque en desnutrición, brotes de cólera o propagación de otras enfermedades.