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Luis entrega bici-bomba y semillas a Chico

A pesar de las dificultades que suma el Covid-19, no perdemos la ilusión e ¡incrementamos nuestros esfuerzos y seguimos en la lucha con más bici-bombas!

No nos podemos echar atrás, así que ¡lo prometido es deuda! Más bici-bombas de agua para las familias rurales mozambiqueñas para que puedan iniciar la campaña de hortalizas y combatir el hambre de los meses de la temporada seca. 

¡Qué gran ilusión recibir una bici! ¿Verdad? Para hacer deporte, para moverte, etc. Pues… Imaginad la ilusión de una familia entera cuya alimentación depende de ello. La felicidad se multiplica exponencialmente, es decir, su bienestar aumenta cada vez que superan el desafío de luchar para producir su propio alimento, su soberanía alimentaria

Para ayudarles, estamos preparando otras 17 bici-bombas más, lo que suma un total de 25 con las 8 que ya tenemos hechas, y se repartirán entre Mangunde, 15, y Estaquinha, las otras 10 restantes, donde desde este año estamos también presentes con un taller.

Mayor estabilidad alimentaria

De esta manera, tras la cosecha del maíz, podrán plantar sus hortalizas y así conseguir una alimentación más variada, alternando los cultivos y garantizándose una mayor estabilidad alimentaria.

Nuestros técnicos están trabajando para que las familias puedan contar con ellas y tener agua a partir de mayo, que es cuando empieza la época seca.

Actualmente, el personal técnico encargado del montaje, instalación y mantenimiento de vuestras bici-bombas lo forman Luis y Felipe en Mangunde, y Filimone y Sete en Estaquinha, pero nuestro deseo es que pronto podamos contar también con técnicas en el equipo y así empezar lo antes posible a formar a mujeres.

Una vez instaladas las bici-bombas, los cuatro técnicos visitan todos los meses de la campaña a las familias para apoyarlas a nivel técnico en temas agrícolas, a la vez que les apoyan con su conocimiento y recogen datos de la evolución de la campaña.

Nosotros queremos estar a su lado pero sin vuestra ayuda no lo vamos a conseguir.

2 meses después del ciclón Idai, os contamos la historia de Anita Fernando, una mujer de 45 años de Mudala, en la frontera con Dombe.

Llegó al centro de salud de la misión de Mangunde debilitada con su nieto de 9 meses en su regazo buscando atención médica ya que ambos estaban enfermos. Cuando se acercaron no encontraron medicamentos.

Necesitaban dos cosas principalmente: leche para el bebé y tratamiento médico.

Situación desesperada tras Idai

La noche del 15 de marzo fue terrible, las inundaciones afectaron a la totalidad de su casa y machambas, aunque rápidamente consiguieron huir hasta un árbol en el que se quedaron 4 días y 4 noches, sin comida ni agua.

La parte más dolorosa y que le emocionó al contarnos, fue perder a su única hija, la madre del bebé de 9 meses, además de todos los vecinos y otras cuatro personas de su familia (dos desaparecieron y aún no se han encontrado hasta hoy).

Los bienes domésticos, las culturas en las machambas, las viviendas… nada sobrevivió a la furia de las aguas.

«Durante los 4 días y noches que estuvimos en el árbol compartimos el espacio con 2 serpientes que por suerte murieron».

Anita Fernando

Anita tuvo que andar 67 kilómetros de barro para conseguir ayuda.

A pesar de la malaria que ambos (abuela y nieto) habían contraído, su principal preocupación era alimentar al bebé. Lo habían perdido todo…

José Zacarias, Director Centro Salud Mangunde

13 de mayo de 2019

Seguimos captando fondos providenciales para la supervivencia de la población: alimentos, agua, pastillas potabilizadoras de agua, medicamentos y vacunas… Toda ayuda es poca.

Esta es la historia de Ester Vurande, madre soltera de 37 años que vive en Chingone, comunidad de Mangunde, con sus hijos Graça y Jorge Paulo.

De tanta nostalgia por la ausencia de su madre decidieron caminar 7 kms hasta el centro de salud de Mangunde para visitarla, tras 3 semanas ingresada.

Debido al ciclón Idai, la salud de Ester Vurande empeoró por una infección grave, y su casa quedó destruida, perdiendo todo y pasando a vivir debajo de un árbol que llaman su casa.

Con solo la ayuda de sus gemelos

Graça es la encargada del hogar desde el año pasado cuando la madre comenzó a enfermar. Ella es quien lleva la responsabilidad de la casa.

Los niños, fuera de la escuela

Los dos niños de 7 años trabajan la tierra con sus azadas y producen el poco de maíz que consumen.

Nunca han tenido zapatos, ropa o juguetes, lo único que visten es la ropa que sus vecinos les dan, cansados ​​de verlos desnudos.

El ciclón Idai destruyó su casa y agravó la salud de la madre de los niños pero el sufrimiento empezó mucho antes.

La vida de esta familia tiene un futuro incierto, sin ayuda externa va a ser muy complicado, especialmente para los niños, que solo deberían soñar y disfrutar plenamente de sus derechos.

Esta podría ser una historia única pero por desgracia no es el caso. Es solo una más de las cientos que se dan en las comunidades rurales de la provincia más pobre de Mozambique.

Cientos de familias como la de Ester necesitan nuestra ayuda, vuestra ayuda.

José Zacarías

Mangunde, 08/05/2019

Agroecología, ayuda de emergencia post ciclón Idai, bici-bombas y Escolas de Paz en Mangunde y Barada. 7 días con Azada Verde en las comunidades rurales de Sofala, Mozambique.

Cuando me embarqué en esta aventura solidaria lo hice con el claro objetivo de conocer nuevos horizontes y ensanchar mi mente. Vivir nuevas experiencias, descubrir nuevos contextos y realidades. Aprender y desarrollarme como persona.

Se me ofreció la posibilidad de ayudar como voluntario desde mi humilde expertise en comunicación en el Tercer Sector y este viaje a terreno era y ha sido como un regalo que me daba la vida y no podía desaprovechar.

Dicen que Mozambique es el quinto país más pobre del mundo. Hablamos de un país que estuvo sumido en una cruel guerra civil durante 15 años, una auténtica eternidad.

Mozambique: recuperar lo perdido

Ahora, 27 años después, las mozambiqueñas y mozambiqueños aún siguen luchando como si la guerra no hubiera acabado. Ahora la lucha es otra, pero igual de importante y dura: recuperar el tiempo y terreno perdido.

¿El objetivo? Evolucionar y desarrollarse para equipararse, o al menos acercarse, a los modelos de países africanos vecinos que mejor han sabido salir adelante de sus guerras y falta de medios.

En esta experiencia, he vivido las dos Mozambiques, la de las ciudades como Beira o Maputo, algo caóticas y poco limpias (falta mucho trabajo de educación y sensibilización para saber cuidar el entorno y organizarse de forma adecuada), y la rural, que es la me ha conquistado y en la que quiero centrarme.

El equipo Azada Verde con lxs cooperativistas agrícolas de Massane.

Le decía a mis compañerxs de experiencia a las pocas horas de llegar a Mangunde que la misión, ese remanso de paz limpio y ordenado, este lugar tan agradable, es como un día de verano de vacaciones en la montaña.

Esa calma, esa tranquilidad… Mangunde es como ese momento del año en el que tienes mucho menos que hacer, básicamente descansar, relajarte y disfrutar de tu tiempo libre dedicado a la contemplación y al «no hacer nada«.

Solo que con una diferencia: eso es el día a día normal de los habitantes de la misión. Los adultos trabajan, los agricultores labran la tierra, los niños van al cole, los profesores enseñan a sus alumnos… Todos tienen sus tareas, horarios y obligaciones.

Azada Verde: conocimiento y herramientas para el empoderamiento

Desde Azada Verde lo que pretendemos no es darles pura y simple ayuda asistencial, lo que queremos es darles conocimiento y herramientas para empoderarlos y que sean autosuficientes.

En estos días aquí hemos gestionado tres ayudas de más de 750 sacos de ayuda alimentaria en forma de harina de maíz que alimentarán a otras tantas familias vulnerables de las zonas de Mangunde y Barada durante unos 10-12 días, pero porque la emergencia por el ciclón Idai así lo requería, y porque nuestros socios y donantes se volcaron en este sentido.

Pero nuestros proyectos son otra cosa.

El huerto de prácticas de la Escuela Rural de Mangunde.
  • En estos 7 días hemos instalado dos de las ocho, sí, ¡ocho ya! bici-bombas que bombearán agua del río Buzi y proveerán así a sus beneficiarios de agua para regar sus ‘machambas‘ (sus parcelas de cultivo). No les damos agua.
  • En estos 7 días nos hemos reunido con dos de nuestras cooperativas agrícolas y les hemos provisto de semillas para cosechar una gama de hortalizas que variarán su dieta y cuyo excedente podrán luego vender y rentabilizar en el mercado sacando unos ingresos (de los que luego tendrán que devolver el 50%). No les damos tomates o cebollas. Les invitamos al asociacionismo.
  • En estos 7 días hemos compartido con unos 60 niños y niñas huérfanos de nuestro proyecto educativo Escolas de Paz. Les facilitamos una educación que luego les proveerá de un futuro, una vida.
  • En estos 7 días hemos repartido 15 lámparas solares de Light Humanity a familias que por las noches viven en la completa oscuridad. Les hemos dado luz, hemos encendido la vida de 15 familias

Encendiendo vidas en Mangunde

Nunca olvidaré llegar de noche a un hogar formado por una madre y sus dos hijos que estaban haciendo vida normal en la total oscuridad: los hijos cenando en el suelo. Entregarles una lámpara y dejarlos ahí, jugando asombrados con un concepto que les era totalmente nuevo.

Del mato mozambiqueño, así es como llaman a las zonas rurales del interior, lo que más me llevo son sus gentes, y en especial sus niñxs.

Ese ‘comprimento‘ cuando te cruzas con ellos, que hasta se paran por un segundo y hacen un gesto juntando las manos en señal de respeto. Ese ‘¿como esta?, tudo bem, ta bom‘ de rigor, imprescindible y perenne.

L@s niñ@s de Mangunde.

Y esa timidez y bondad de los más pequeños que funciona casi mecánicamente. Primero se quedan petrificados ante la extraña y novedosa presencia de personas de tez inesperadamente clara: «¿de dónde saldrá esta gente tan blanca? Qué raros son…«.

Para luego sacarlos de su estado de trance agitando la mano en forma de un saludo que les despierta de su hipnosis para sonreír y devolvértelo de la misma forma. Inocencia, dulzura… humanidad.

La hora de África

África lleva décadas acostumbrada a la necesidad, a pedir y a recibir. Pero es hora de cambiar ese modelo. Llegó el momento de que el continente se empodere, de invertir en él, porque será África quien salve al planeta cuando a éste se le acerque su hora.

Justo ayer salía un estudio que decía que, al paso que vamos, un millón de especies desaparecerán en las próximas décadas.

Es el momento de dejar de explotar y expoliar África para beneficio propio. El futuro de la Tierra es ella, y debemos actuar tal que así para preservarla, porque si no hay planeta no hay vida.

¿Acaso hay algo más importante?

Consecuencias ciclón Idai en Mozambique

Fabrizio Graglia, director de Esmabama, tras su visita a las misiones: «cientos de cadáveres yacen en Mangunde y alrededores, ahogados por el agua, el hambre, el agotamiento y toda la destrucción causada por el ciclón».

El olor nauseabundo impera en la misión de Mangunde. Y hoy, más de dos semanas después del desastre, los equipos comienzan a recoger cadáveres con el helicóptero (el áreas aún está inundada por el agua). No tenemos ni idea de cómo estarán las cosas en las demás comunidades circundantes…
 
La ONG Fondo de Ayuda para el Combustible nos ha ayudado suministrándonos el tan necesario combustible para que los centros de salud puedan operar, aunque desgraciadamente solo recibimos una pequeña parte de de lo que se necesita.
 
Sabemos que la electricidad fuera de la ciudad, en los distritos, no llegará hasta por lo menos dentro de 8 meses e incluso 1 año.
 

«La necesidad es enorme a medida que se propagan las enfermedades, por lo que estamos en contacto con MSF para tratar de conseguir que lleguen más medicamentos lo más rápido posible y así salvar vidas».

Fabrizio Graglia, director de ESMABAMA

Sin embargo, esta cantidad de medicamentos proporcionados será solo para una primera fase de la emergencia: las cifras nos dejan sin palabras y muy preocupados…

El alcance de la tragedia, de las personas que han perdido sus hogares, de las vidas perdidas, de las personas que comienzan a enfermar… es mucho mayor de lo que podíamos imaginar, y esta situación se prolongará durante innumerables meses.

Y ahora la hambruna y la desnutrición

Con todos los terrenos agrícolas destruidos, no hay alimento y la desnutrición durará varios meses, las personas estarán más débiles para combatir enfermedades y por tanto necesitarán más medicamentos en un futuro inmediato.

Tras las primeras donaciones de alimentos en Beira y Barada durante el fin de semana, ahora luchamos para suministrar más de una forma regular.

Miles de personas están refugiadas en cada una de las misiones donde operamos. Lo han perdido todo, por lo estas son su única salida.

Seguimos recaudando unos fondos que son providenciales para la supervivencia de la población: alimentos, agua, pastillas potainlizadoras de agua, medicamentos y vacunas… Toda ayuda es poca.

Setemane Antonio Luis Tivanez, conocido por todos en Mangunde como Sete, es uno de vuestros técnicos de proyectos en terreno. A sus 24 años, es la persona encargada de seguir y controlar dos de los proyectos que Azada Verde apoya en Mozambique.

Sete fue uno de los primeros jóvenes que conocimos en Mangunde, solo tenía 19 años. Creo que pasó los primeros tres meses sin articular palabra.

Y eso que era el segundo de abordo en proyecto de cooperativas agrícolas que iniciamos en Mangunde, Mozambique. Poco a poco fue ganando confianza. Y hoy es nuestro principal técnico allí.

Nació, creció Mangunde. Estudió agricultura y ahora, por primera vez, un joven salido de la escuela rural puede trabajar de lo que estudió. Ojalá, en un futuro, él no sea el único.

Luego conoció lo que era una Bici-Bomba.  No tenía ni idea de qué era. Solo dijo sí cuando le llamamos hablándole de que volvíamos a Mangunde con un proyecto loco que les ayudaría a regar los campos…

Sete: sus inicios

Sete no tenía ni idea de lo que era una Bici-Bomba hasta que en mayo viajamos a Mangunde para iniciar nuestro proyecto.

Cuando le pasamos la máquina para cortar los hierros le entró una risa nerviosa: por un lado estaba con ganas… pero por otro se sentía como falto de confianza.

Y pasó lo que tenía que pasar…Le dimos el disco de corte y al colocar la máquina sobre el hierro y arrancarla… ¡Brruuuuummm! La máquina salió disparada hacia arriba.

Por suerte la anécdota solo quedó en un susto. Ahora Sete es más experto en manejar la herramienta.

El pasado mes de mayo estuvimos en Mozambique e iniciamos nuestro proyecto de Bici-Bombas para el Desarrollo.

A Sete, otros tres jóvenes como él, y Zadoke, el mecánico de la Misión de Mangunde, les enseñamos cómo hacer una para que después ellos fueran capaces de repetir el mismo modelo de forma autónoma.

Las Bici-Bombas para el Desarrollo son unas “eco-técnicas” que permiten que familias con pocos recursos dispongan de agua continuada gracias a la fuerza de sus propias piernas.

Bici-Bombas: agua para tod@s

Desde Azada Verde estamos instalando Bici-Bombas de agua a diferentes familias del distrito de Chibabava (Sofala), para que puedan regar sus campos y disponer de alimentos todo el año, y así luchar contra la ausencia de soberanía alimentaria que, por desgracia, sufren muchas zonas rurales del país.

No olvidemos que Sete también se encarga desde 2013 de la gestión del proyecto de las Cooperativas Agrícolas, visitando las asociaciones, apoyando el trabajo técnico de campo, coordinando la compra de semillas…