Mujeres y niñas frente al cambio climático

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Ya no es necesario vivir en determinadas zonas tradicionalmente azotadas por huracanes y otros desastres naturales para conocer en primera persona los efectos del cambio climático. Pero no todas las poblaciones la padecen por igual.

Zonas como América Latina, Asia meridional o el África Subsahariana son especialmente vulnerables a estos fenómenos. Si bien en todos lados hay gente más expuesta a los desastres, es lógico que quienes tienen viviendas menos seguras y menos recursos resulten mucho más afectados. Si además su medio de subsistencia es rural, la ruina para las familias es absoluta.

El sur de África es una de las regiones más vulnerables a los impactos del cambio climático. Mozambique lleva años experimentando los efectos devastadores del aumento de la frecuencia de sequías, inundaciones y ciclones en los medios de vida agrícolas en zonas rurales y costeras.

Para las mujeres y niñas de Mozambique los efectos son desproporcionados ya que son más dependientes de los recursos naturales para las tareas domésticas y agrícolas. Las mujeres son normalmente las encargadas de los cultivos (los hombres están a cargo del ganado) y de la disponibilidad de alimentos y agua para la familia. 

Los derechos y el control de las mujeres sobre los recursos naturales es menor que en el caso de los hombres y a menudo están subrepresentadas en los órganos de decisión. 

La igualdad y la equidad entre los géneros son cuestiones de derechos humanos fundamentales

La pobreza y la incapacidad para tomar decisiones son elementos clave a la hora de salir adelante. Y  las más pobres entre los pobres son las mujeres y las niñas, además de que no tienen la misma libertad. 

Reconocer esta realidad es lo que se denomina Enfoque de Género, y aunque hace tiempo que se está llamando la atención en la necesidad de observar e implementar acciones desde esta óptica, cada vez resulta más evidente que es imprescindible hacerlo para buscar una verdadera justicia social.

La Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas, COP 26, en Glasgow puso de nuevo en agenda la necesidad de priorizar las acciones climáticas sensibles al género, cuestión que se propuso hacer de manera transversal desde el 2012. 

Podemos afirmar que los factores biológicos, socio-culturales o socio-económicos aumentan la vulnerabilidad de las mujeres en estos desastres. Las mujeres y las niñas tienden a necesitar más tiempo para recuperarse de las pérdidas económicas provocadas por estos, y las barreras de género hacen que la tarea de reconstrucción sea más difícil. También tienen que lidiar con las repercusiones emocionales y sociales que emanan de la muerte, la enfermedad y la escasez de agua y alimentos durante y después de los desastres.

Con miras a hacer frente al cambio climático y adaptarse a él, las mujeres necesitan involucrarse más en la gestión de los recursos naturales y en la toma de decisiones.

La igualdad y la equidad entre los géneros son cuestiones de derechos humanos fundamentales y de justicia social, y son un requisito previo para la plena realización de los objetivos ambientales.

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Acciones para hacer frente al cambio climático con un enfoque de género en Mozambique

Mozambique fue pionera en la conexión de las cuestiones de género y el cambio climático al aplicar una estrategia y un plan de acción sobre género, medio ambiente y cambio climático a principios de 2010, con lo que se convirtió en el primer gobierno del mundo en crear una política y un programa de aplicación de este tipo. 

El Plan de Acción sobre Cambio Climático y Género (ccGAP) tenía como objetivo desarrollar de manera integral e integrar la perspectiva de género en todo el sector medioambiental para mejorar la calidad de vida de todos los mozambiqueños/as, y en particular para las mujeres y las comunidades locales.

 Dentro de los objetivos de este Plan podemos encontrar los siguientes:

– Involucrar a las mujeres en el diseño e implementación de proyectos/programas relacionados con el cambio climático y el uso sostenible de los recursos naturales

–  Desarrollar la formación y el empoderamiento de las mujeres para el uso sostenible de los recursos naturales y el dominio de tecnologías para la adaptación y mitigación del cambio climático.

–  Promover la educación ambiental y la difusión de los derechos de las mujeres

El Plan basó sus estrategias en la detección de puntos débiles, puntos fuertes y restricciones que encontraron a la hora de diseñarlo. En los puntos fuertes señalaron, entre otros, la existencia de una política ambiental y una legislación que reconoce el rol de la mujer en la gestión de los recursos naturales y que defiende el principio de igualdad de género; entre los puntos débiles se habló de una ausencia de datos desagregados por sexo; y en las restricciones destacaron el hecho de que las relaciones de poder histórica y culturalmente dominantes perpetúan la discriminación contra la mujer.

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Ciertamente no son errores puntuales en proyectos con enfoque de género. Diseñarlos e implementarlos son un ejercicio que implica cuestionarnos a nosotros mismos. O mismas. Me refiero a que los sesgos de género están tan asumidos que se pasean por nuestras entretelas sin que nos demos cuenta.

Pero hay experiencias en Mozambique donde las mujeres impulsan la acción climática local desde dentro.  

Como poseedoras de conocimientos ancestrales y responsables del agua y la alimentación de sus comunidades, las mujeres rurales vienen rescatando prácticas tradicionales para responder a la inseguridad alimentaria y la escasez de agua.

Livaningo es una asociación de Mozambique enfocada en la gestión del medio ambiente, los recursos naturales y el bienestar social de las comunidades. Junto a ccGap llevaron a cabo unos talleres para fomentar el apoyo entre comunidades rurales empoderando a las mujeres. Cuentan una de sus experiencias: 

Cuando Taciana Gabriel, una campesina de 51 años de las afueras de la aldea de Malema, en el noreste de Mozambique, comenzó a cubrir sus cultivos con una mezcla de eucalipto, pimienta piri-piri, tabaco y ajo, sus vecinos pensaron que se estaba volviendo loca.

Antes de comenzar a aplicar estos ingredientes locales a su cultivo, Taciana vio cómo las plagas destruían maní, caupí, sorgo y yuca. Luego se unió a una asociación de mujeres y aprendió a producir este repelente natural de plagas. Después de ver los resultados positivos, algunos de sus vecinos decidieron probarlo también, ¡con gran éxito!

Y es que en muchas comunidades rurales, las generaciones mayores ya no transmiten sus conocimientos agrícolas a la siguiente generación porque quieren que sus hijos asciendan en la escala social y eviten una vida dependiente de la agricultura o el mar, una vida que se considera de inseguridad y pobreza.

Al enfrentar sequías prolongadas, muchas de estas comunidades ahora están tratando de rescatar estas prácticas ancestrales. 

Hay que promover la soberanía alimentaria a través de semillas nativas, políticas estratégicas de cambio climático desde abajo en lugar de arriba y propiciar que las pequeñas agricultoras tengan acceso a insumos, financiamiento y asistencia técnica.

Qué hacemos en Azada Verde para ayudar a enfrentar y combatir el cambio climático a las mujeres y niñas de Mozambique

Desde Azada Verde creemos que hay esperanza. Una esperanza que se encuentra en las pequeñas familias agricultoras que residen en las zonas rurales del planeta, produciendo y generando alimentos para las personas más pobres del mundo.

En las familias agrícolas beneficiarias del distrito de Chibabava y Buzi, el 54% son mujeres con acceso a recursos que desde Azada Verde les podemos proporcionar: como las Bici-Bombas y el sistema solar para el riego, semillas de calidad, formación y soporte técnico.

De este modo disponen de autonomía económica y pueden organizarse, trabajar, proporcionar alimentación a la familia, vender parte de la cosecha para invertir en la educación de sus hijos, etc.

El apoyo y la educación en igualdad de derechos es básico desde la infancia. Las niñas, que son las mujeres de mañana, tienen que crecer en condiciones favorables para su autoestima. Con los proyectos de Alimentación Internados y Escolas de Paz intentamos estar al lado de niñas y niños sin recursos para que encuentren apoyo social, confíen y se integren en su comunidad, aprendan a trabajar con respeto en equipos mixtos y sobre todo tengan acceso a la alimentación y educación en igualdad de género

Súmate y ayúdanos a mejorar las vidas de las mujeres y niñas.

Escrito por Joana Ortega.